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¿Tenés un ratito para escucharme?

Relato imaginario (o no tanto) del encuentro entre dos viejos amigos

Autor: Alejandro Germán Vázquez

 

- ¡Vení, dame un abrazo!... ¡Estás igual!

- ¡Andá! ¡ojalá estuviera igual!

- ¿y qué fue de tu vida en todo este tiempo?, ¿qué me perdí?

- Bueno… ¿por dónde empiezo?… te aseguro que me pasó de todo… pero en el medio me recibí de farmacéutico…

- ¿De farmacéutico?... ¿y qué te dio por estudiar farmacia?

- Bueh, parece que fuera algo malo… Es una profesión como cualquier otra de las que podés elegir…

- ¿Y no te cansás de entregar cajitas de remedios?

- ¡Te juro que estaba esperando esa pregunta!, ¡si me pagaran dos pesos por cada vez que me lo preguntaron, tendría más plata que Elon Musk!... nunca entendí por qué nadie tiene claro nuestro rol sanitario…

- ¡Andá!, ¡rol sanitario!, … ¡no me hagás reír que me tira la cicatriz de la apendicitis!

- Te aseguro que, aunque no te lo imagines, es imposible que te cuente rápida y fácilmente todo lo que hacemos, “sin repetir y sin soplar” como decía Soldán en el “repechaje de Feliz Domingo” … pero bueno, voy a hacer lo posible… ¿tenés un ratito para escucharme? …

- OK, “soy todo orejas”, …

- Pero antes de empezar, te voy a hacer unas preguntas…

 

 

 

¿qué pueden tener en común el antibiótico que te autorecetaste (y no tendrías que haber tomado) la última vez que te resfriaste; con las vacunas del COVID-19 que te aplicaste durante la pandemia (cualquiera de ellas, la rusa que miraste con desconfianza; la china que no te gustó ni un poquito o la norteamericana que te hizo doler el brazo) ?;

¿en qué se parecen el factor solar que usas en la playa y el lápiz de labios color “Nieblas del Riachuelo Coral Opaco” que seguramente tan hermoso te debe quedar?; … y además, ¿en qué se parecen esos dos productos a la lavandina que usaste para limpiar toda la casa después de que se fue tu suegra?;

… y las vitaminas que tomaste aquella vez que andabas con poquitas pilas, medio desganado, con el ánimo de una babosa vieja; ¿qué pueden tener en común con las venditas que te ponés cada vez que te cortás el dedo en la oficina con una hoja de papel?;

¿Y qué tiene que ver el oxígeno que le pusieron a tu tía cuando estuvo internada por el COVID19, con la pomadita de cannabis que te aplicás hasta cuando te duele el estómago?;

… y los preservativos que, si sos muy afortunado en la vida, usás frecuentemente (caso contrario, los ves solo dentro de la cajita, ¡ja!), ¿qué tienen en común con el barbijo, los guantes y el bajalenguas que usa el médico antes de pedirte que abras la boca y le digas “aaaaahhhhhhh”?

 

- Que se yo…

Bueno, la respuesta a esas preguntas es que para diseñar, fabricar, controlar, conservar y dispensar todos esos productos intervinieron muchísimos farmacéuticos, … montones de farmacéuticos… cantidades industriales de farmacéuticos...

¡Epa! ¿Qué sorpresa, no? ¿a qué no lo sabías?

 

- No, no lo sabía…

¿Sabías que el farmacéutico es el profesional de la Salud que más sabe sobre medicamentos?, y que además cuenta con una matrícula sanitaria que le otorga el Ministerio de Salud. Por eso el farmacéutico siempre expone su matrícula y va a ser profesionalmente responsable de todas las tareas que realice… igual que el resto de los profesionales de la salud.

Te cuento que, a lo largo de una larga y compleja carrera universitaria, los farmacéuticos aprendemos sobre medicamentos; vacunas; productos médicos; cosméticos; productos biotecnológicos; hierbas medicinales; y productos domisanitarios (que son, por ejemplo, los productos para la limpieza del hogar y también los tóxicos que usamos cuando en casa aparecen mosquitos, cucarachas o ratas) … aprendemos a desarrollarlos y a fabricarlos…  y si… ¿quién pensaste que lo hacía? ¿pensaste que se fabricaban solos? … Por eso en todas esas industrias siempre se contratan farmacéuticos que aporten su conocimiento.

- Bueno, pero…

- ¡No, bueno nada! Ahora me vas a escuchar porque recién estoy “precalentando motores” …

Por supuesto que todo esto que te estoy contando implica que, en la carrera universitaria, el farmacéutico se capacite para trabajar en la ciencia y en la investigación.

¡Sí, el farmacéutico también es un científico que usa anteojos, un guardapolvo blanco y anda con los pelos parados! (por supuesto que no es mi caso… para eso hay que tener pelo, ¡ja!) ...

Pero te digo más… de los 5 premios Nobel que tiene nuestro país, dos fueron farmacéuticos: Luis Federico Leloir y Bernardo Houssay... y no se los dieron por atajar en la selección de fútbol ni tan solo por dar cajitas de medicamentos... se los dieron por su enorme aporte a la ciencia y a la sociedad.

 

 

 

- ¡¿Ah si?! ¿Y qué hicieron Leloir y Houssay?

- No, eso no te lo voy a decir …, buscalo vos en Google (y, ya que estamos, buscá también a los otros tres premios Nobel) …

Pero no te asombres tanto porque, buscando farmacéuticos famosos, vas a encontrar a algunos que descubrieron y desarrollaron infinidad de fármacos que le cambiaron la vida a los pacientes, como la aspirina o la morfina... y, como si eso fuera poco, te vas a enterar de que la Coca Cola, la Pepsi Cola y el Fernet también fueron inventados por farmacéuticos... ¡¿qué tal?!

A eso sumale que al farmacéutico también lo vas a encontrar en los hospitales, en las clínicas y en la mayoría de los centros de salud. Allí se va a encargar de conseguir y preparar toda la medicación para los pacientes, de recorrer las salas y hacer lo que se llama farmacovigilancia (que, en pocas palabras, tiene que ver con controlar que no haya reacciones adversas a los medicamentos, que las dosis que se le dan a los pacientes no les resulten tóxicas, y también que la mezcla de los distintos medicamentos que toma el paciente no le resulte dañina… sucede que muchas veces los medicamentos que por separado pueden ser muy buenos, cuando los juntás interactúan entre sí y se vuelven tóxicos).

Además se va a encargar de la tecnovigilancia (que sería casi lo mismo que te conté antes pero con otro tipo de productos, con los llamados Productos Médicos, y consiste en verificar que los productos que se están utilizando en ese centro de salud, se usen correctamente y les resulten seguros y eficaces a los pacientes).

En el hospital, los gases medicinales (el oxígeno, por ejemplo) están bajo la órbita del farmacéutico; y también la preparación de medicamentos y de las fórmulas para la nutrición parenteral (que sería la alimentación de los pacientes que no pueden hacerlo normalmente por su tubo digestivo, y lo hacen a través de catéteres especiales que se conectan a una vena)

Para que te des una idea, ese farmacéutico tiene relación con todas las áreas del hospital, desde la enfermería hasta el quirófano o la terapia intensiva... te diría que con lo único que no tiene relación es con la morgue (por lo menos mientras esté vivo, ¡ja!).

Y como si fuera poco, cuando los gobiernos implementan programas de entrega de medicamentos gratuitos a los pacientes, son los farmacéuticos de ese centro de salud los que siempre se encargan y ponen el hombro para llevarlo adelante.

Te cuento que en el hospital (y en muchas industrias) existen “Centrales de esterilización” que necesitan de un farmacéutico para poder funcionar.

Seguramente te preguntarás qué hacen esas centrales de esterilización…

 - Si, eso estaba justo por preguntarte…

- Ok, ¿viste cuando el Dr. House, en la serie, operaba a un paciente y utilizaba un montón de instrumental?, bueno, una vez usado, ese instrumental debía enviarse a limpiar y esterilizar para poder volver a utilizarlo de manera segura y sin poner en riesgo de contagio de enfermedades al siguiente paciente… Eso no lo hacía el Dr. House sino el farmacéutico (que nunca apareció en la serie… ¡qué perfil bajo tenemos siempre los farmacéuticos!... espero que House no lo haya maltratado como maltrataba a todo el mundo… ¡qué tipo mal llevado este House!)

Entonces resumiendo, en la Central se limpian, desinfectan y esterilizan los productos usados, por ejemplo, en una cirugía o en la guardia del hospital. De esa forma se dejan listos para poder volver a usarlos, …

De más está decir que, para poder dirigir una central de esterilización, ese farmacéutico tuvo que aprender muchísimo sobre microbiología, inmunología, toxicología, biomateriales, etc, y por supuesto, también aprender sobre el uso del equipamiento y la gestión de una Central de Esterilización. No es nada sencillo el tema, no te vayas a creer.

- Bueno, ¡ya está! Ya te entendí…

- No, te aseguro que todavía no entendiste nada… ahora te voy a contar lo que hace “el que entrega las cajitas de medicamentos” … el farmacéutico de la farmacia comunitaria…

… pero, antes que nada, te hago una aclaración importante porque nadie te lo dice: los precios de los medicamentos siempre estuvieron, están y estarán “por la estratósfera”, pero deberías saber que el farmacéutico jamás le pone el precio a los medicamentos. Eso lo decide la Industria y al farmacéutico le duelen igual que a vos los aumentos de los precios. Encima, el medicamento que él te dio con descuento o gratis, tu Obra Social se lo suele pagar tres meses más tarde… ¡cuando hay inflación, eso es dramático!

Pero estábamos hablando del rol del farmacéutico así que no nos dispersemos…

- ¿Falta mucho, che?

- Un poquito…

Empecemos pensando que la farmacia del barrio no es un negocio sino un Establecimiento Sanitario que para poder funcionar tiene que estar habilitado por el Ministerio de Salud. Es a donde habitualmente te dirigís a consultar antes de ir a una guardia médica. Aunque tal vez no lo hayas pensado, es un establecimiento de salud que cuenta con un profesional sanitario altamente capacitado.

Bueno… hagamos una cosa… pongámosle nombre a ese farmacéutico del barrio ya que nunca nos resulta un extraño… pongámosle “Don Boretto” para homenajear al de mi infancia, el sobrino de mi abuela.

Cuando te aparece un honguito en los pies, te supura una lastimadura o “se te cae la cara” de la rinitis, te dirigís a lo de Don Boretto.

Y en su farmacia vos podés estar segurísimo de que los productos que vas a comprar estuvieron perfectamente conservados, a la temperatura adecuada, y que no son robados, adulterados, falsificados, ni de contrabando…. Digámoslo de una vez, en la farmacia no vas a encontrar productos truchos.

Además, para cuando esos medicamentos se le vencen, Don Boretto tiene contratada una empresa que elimina residuos especiales así que podés quedarte tranquilo de que ese fármaco no va a ir a contaminar el río del cual sale el agua que tomás o usás para hacer los ravioles.

Como te contaba, las farmacias son controladas por el Ministerio y en esas inspecciones ellos verifican el origen de los medicamentos y demás productos para la salud.

Eso no pasa con los medicamentos que compras afuera de la farmacia. A los kioscos y supermercados nunca los visita ni los controla el Ministerio de Salud. Por eso es que no resulta seguro que se permita vender medicamentos fuera de las farmacias... eso no suele permitirse en ningún lado.

Bueno, pero sigamos con las tareas del farmacéutico oficinal o comunitario (que es como se le llama al farmacéutico que está en la esquina de tu casa).

Su función no es entregar cajitas… ese farmacéutico tuvo que aprender muchísimo sobre farmacología (incluyendo mucha farmacocinética y farmacodinamia… ¡cuesta pronunciarlas así que imaginate como serán!); sobre las interacciones entre los distintos medicamentos; sobre farmacobotánica; sobre fisiopatología y sobre un montón de temas más … aunque de a ratos, cuando vemos la letrita de los médicos en las recetas, pienso que no nos hubiera venido mal aprender algo de arqueología también, ¡je! …

Muchas veces es el farmacéutico quién se da cuenta de que tu médico te prescribió mal un medicamento o de que te indicaron una dosis incorrecta. En ese caso suele levantar el teléfono para hablar y alertar a tu médico (que es un ser humano que también puede equivocarse).

¿Sabías, además, que los medicamentos de venta libre también pueden ser dañinos para la salud de los pacientes y que hay que consumirlos con precaución?

- ¡Pará! ¡Ya te estás yendo de mambo!... ¿Qué te va a hacer un remedio de venta libre?

- Escuchame… ¿Sabías, por ejemplo, que no deberías darle aspirina a niños menores de 12 años?

¿Sabías, que no deberías tomar paracetamol si tomaste mucho alcohol?

¿Ves? Esa es una de las funciones comunitarias que tiene el farmacéutico de tu barrio… cuando vos le preguntes, él te va a explicar qué tomar y como tomarlo.

Te cuento que cuando el estuche dice “Venta libre” significa que ese medicamento no necesita una receta para ser comprado, pero es un producto que tiene una acción farmacológica y en algunos casos especiales podría resultar tóxico, nocivo o simplemente no servirte para nada de lo que vos estás necesitando. Por eso es tan importante que haya un farmacéutico que te explique y evacúe todas tus dudas.

Esa es la diferencia entre “dar cajitas” y dispensar un medicamento. Los farmacéuticos DIS-PEN-SA-MOS.

Don Boretto te recibe y te asesora sobre qué cremita podrías ponerte entre los dedos de los pies o cómo usar el ungüento mentolado y el tecito antigripal. Pero no siempre te va a vender medicamentos. Si ve que lo que te está pasando no es tan simple, ese farmacéutico te va a sugerir que vayas a la guardia médica. ¡Y si vos vieras la cantidad de pacientes que vienen a la farmacia y se van a la guardia sin comprar nada!... por supuesto que eso está muy bien… ¡así debe ser!... creeme que, si el farmacéutico solo quisiera vender, estaría trabajando de otra cosa... quizás en una fiambrería o en un sex shop… el farmacéutico, ante todo, es un profesional de la salud.

Si vos supieras también la cantidad de papeles que completa Don Boretto una vez que te dio el medicamento (con descuento o, a veces, gratis), y las peleas que tiene con las Obras Sociales para poder cobrar. O los libros que tiene que llenar cada vez que te vende la “pastillita redondita y blanquita de los nervios”.

- Pero…

- ¡Shh! ¡Pará! ¡Todavía no terminé!...

También en algunas farmacias, Don Boretto prepara los medicamentos según las fórmulas magistrales que aprendió en la Universidad. ¡Y eso no es fácil, ¿eh?! … Cuando te dicen que preparar un medicamento es como cocinar te están mintiendo… además hay quién cocina bien y quién lo hace horrible… y acá no le podés errar porque de eso depende el éxito del tratamiento... te cuento, por ejemplo, que cuando yo era chico, mi abuela una vez me quiso hacer una chocolatada con pan rallado… ¡no se disolvía nunca! con eso te digo todo… imaginate si Don Boretto se equivocara de droga o hiciera mal la pomada… ¡estaríamos en el horno y con una manzanita en la boca!

¿Y a que no sabés quién prepara también los productos homeopáticos?

 

 

- ¿El farmacéutico?

- ¡Si, adivinaste!… veo que nos vamos entendiendo…

Como si todo esto fuera poco, en la farmacia te van a aplicar inyecciones y a tomar la presión arterial, bajo la responsabilidad profesional de Don Boretto. Esas son prácticas que requieren siempre de la supervisión del farmacéutico.

Y Don Boretto está tan involucrado con la comunidad que a veces se generan relaciones de amistad. Por eso en los barrios no es raro escuchar que alguien le toca el timbre de la casa a las 12 de la noche porque su hijo tiene un dolor de muelas imposible, y Don Boretto va a la farmacia en bata (cómo Sandro) a buscar el analgésico que le permite salir de la urgencia.

Como verás, hay muchísimas cosas que desconocías sobre los farmacéuticos…

Para terminar, te pido que no te olvides que durante la pandemia, el farmacéutico también fue un trabajador esencial, tal como el médico o el enfermero, y nunca cerró su farmacia.

Pero no solo eso, como ocurrió toda la vida, el farmacéutico fue el primero que te atendió en la pandemia cuando estuviste con tos y fuiste a consultarle qué podías tomar… no te olvides que nunca te negó la atención, aunque él también estaba muerto del miedo de llevar el virus a su casa y contagiar a su familia.

Por eso te pido que no dejes que te convenzan de:

  • Que da lo mismo una farmacia con farmacéutico que una sin farmacéutico.
  • Que da lo mismo un medicamento en la farmacia que fuera de la farmacia.
  • Que el farmacéutico solo da cajitas de medicamentos.

 

- ¡Ufff! ¡¿Terminaste?!... ¡estoy impresionado!, ¡pero me dejaste el combate de Vilcapugio en el bocho!

- Bueno, punto uno, nunca ningunees a un farmacéutico; y punto dos, vení que te tomo la presión y, si estuviera todo bien, te tomás un analgésico de los que te voy a dar y se te debería pasar… se toma cada 6 horas y nunca con el estómago vacío…

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