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El laboratorio argentino Richmond sigue innovando en vacunas contra el COVID-19

Recibió la certificación de la ANMAT para elaborar Convidecia, de la farmacéutica china CanSino. 

El SARS-2 se adapta para persistir y así conserva su habilidad de generar variantes y subvariantes que pueden causar enfermedades severas, especialmente en las personas que no tienen actualizada su vacunación. En distintas etapas del año, sea cuando llega el invierno, o debido a las actividades sociales, que ocurren en Navidad o durante las vacaciones, se produce el aumento de los contagios, entre otros motivos por la forma de difusión del virus a través de la aerosolización.

El coronavirus no ha resurgido, sino que siempre estuvo ahí, protegido, en muchos casos, por la falta de vacunación, que le facilita eludir las defensas que ofrecen los inmunizantes, lo refuerza indirectamente las variante predominante. A esto se le suma, el descuido de las medidas de prevención y cuidado colectivo.

En mayo del año pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el fin de la emergencia sanitaria por el COVID-19. Sin embargo, esto no significó el cese de la pandemia, que había causado estragos en la salud mundial desde hacía 3 años. Por eso, el organismo de la ONU alertó que la lucha contra el coronavirus SARS-CoV-2 seguía vigente. En ese marco, los principales actores de la salud a nivel global no cesan de innovar en materia de prevención, sobre todo mediante la actualización y la producción continua de vacunas.

Una de estas innovaciones la anunció Laboratorios Richmond, que recibió la certificación de Administración Nacional de Alimentos, Medicamentos y Tecnología Médica (ANMAT) para producir la vacuna Convidecia® contra COVID-19 de la farmacéutica CanSino Biologics Inc. (CanSinoBIO).

Además Richmond, reveló que está presentando ante el organismo regulador el inmunizante para la nueva subvariante XBB1.5, de Ómicron. El Grupo Consultivo Técnico sobre la Composición de las Vacunas contra la COVID-19 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó en diciembre último que, “teniendo en cuenta la evolución actual del SARS-CoV-2 y la amplitud de la respuesta inmunitaria contra las variantes circulantes que se obtiene con las vacunas monovalentes XBB.1.5, se mantenga la composición antigénica actual de las vacunas contra la COVID-19, es decir, que se siga usando una vacuna monovalente XBB.1.5″. 

CanSinoBIO y Laboratorios Richmond —una empresa argentina con más de 85 años de trayectoria en la región— suscribieron en 2022 un convenio para la producción y comercialización de diversas vacunas y esta es la primera que se benefició de la transferencia tecnológica. La biotecnológica nacional expresó que “el convenio impulsa el desarrollo de conocimiento científico argentino y además, permitirá reemplazar importaciones y ubicará al país como referente de vacunas para América Latina”.

Este acuerdo permitirá sumar una opción más a las vacunas disponibles hoy en Argentina contra el COVID-19, que son, según el último Boletín Epidemiológico Nacional, “Spikevax® bivariante Original/Omicron BA.4/BA.5 (Moderna) para esquema inicial y refuerzos desde los 6 meses de edad y Comirnaty® bivariante Original/Omicron BA.4/BA.5 (Pfizer-BioNTech), indicada para refuerzo a partir de los 12 años”.

La formulación de CanSino no es la primera vacuna contra el SARS-CoV-2 del laboratorio liderado por Marcelo Figueiras. Ya en abril de 2021 la biotecnológica convirtió a Argentina en uno de los pocos países en donde se producen vacunas contra el coronavirus. A comienzos de ese año firmó un acuerdo con el Gamaleya Nacional Institute of Epidemiology and Microbiology de Rusia que posibilitó la transferencia de tecnología y la fabricación de la vacuna Sputnik V de los componentes 1 y 2 en la planta del partido bonaerense de Pilar.

En abril de 2021 fueron fabricada las primeras 21.000 dosis que consiguieron la aprobación del centro ruso y dos meses después se inició la producción masiva, en el período de mayor demanda y necesidad de vacunas en el mundo.

Mientras el invierno boreal está mostrando un pico de casos en países como Estados Unidos y los europeos, en Argentina, las nuevas infecciones por COVID también muestran un aumento desde las últimas semanas del 2023. Frente a esta amenaza latente, la vacunación recurrente es la herramienta más efectiva para disminuir los cuadros severos, la hospitalización y la muerte. Las personas mayores, las embarazadas y aquellos con sistemas inmunitarios debilitados siguen siendo un grupo vulnerable frente al avance de la infección respiratoria.

En ese marco, se produjo el anuncio de la nueva vacuna que se producirá en el país. Convidecia® se encuentra aprobada por la OMS y su eficacia fue evaluada en estudios realizados en distintos países, entre los cuales se encuentra Argentina. Los resultados del estudio principal fueron publicados en la prestigiosa revista The Lancet. Los datos de los ensayos clínicos mostraron que la vacuna Ad5-nCoV tuvo una eficacia del 58% contra la enfermedad sintomática y del 92% contra la COVID-19 grave.

El laboratorio informó que, en una primera etapa, completará la elaboración en forma local y luego realizará el ciclo productivo completo en la nueva planta VIDA, que se inaugurará este año y será la más avanzada de la región.

“Esta certificación es un paso más que damos en el desarrollo de vacunas con el objetivo siempre presente de velar por la salud de los argentinos. Somos una empresa farmacéutica argentina con presencia en la región que lleva varias décadas apostando a la ciencia, la tecnología y la industria como motores del desarrollo”, destacó Figueiras, presidente de Laboratorios Richmond.

Además, Richmond anunció que la farmacéutica argentina “incorporará en diferentes etapas de producción tecnologías como adenovirus, proteínas recombinantes y ARN mensajero”.

“Este año vamos a inaugurar el proyecto VIDA (Proyecto de Inmunización para el Desarrollo Argentino), que se convertirá en la planta de biotecnología más avanzada de la región. Y allí vamos a tener el ciclo completo de elaboración de esta y otras vacunas y de productos biotecnológicos, con el objetivo de proporcionar acceso a nuevos tratamientos al mercado interno, la región y a otros países del mundo”, agregó.

El inoculante chino se basa en un adenovirus humano modificado que expresa la proteína Espiga del coronavirus SARS-CoV-2. Contrariamente a lo que ocurrió con la mayoría de las vacunas contra el COVID-19, desde su primera versión se aplicó en una sola dosis. Fue desarrollada por la empresa CanSino en colaboración con el Instituto de Biología de la Academia de Ciencias Médicas Militares de China originalmente.

La vacuna está indicada para personas de 18 años y mayores, según la recomendación del Grupo de Expertos en Asesoramiento Estratégico sobre Inmunización (SAGE) de la OMS. La OMS explica en su web que tanto la vacuna de CanSino como AstraZeneca y Janssen son de “vectores víricos que emplean un virus seguro que no puede causar la enfermedad, pero que sirve de plataforma para producir proteínas de coronavirus con el fin de provocar una respuesta inmunitaria”.

Laboratorios Richmond recordó que, además de su inserción como productora de vacunas, cuenta con más de 80 productos complejos enfocados en antivirales para el tratamiento del VIH y del virus de la hepatitis C (VHC), oncológicos y oncohematológicos, cardiometabólicos y neuropsiquiátricos.

 
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