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Asia afronta un brote de Ómicron con alta mortalidad

La buena contención de la infección del pasado ahora se les vuelve en contra.

Durante la primera ola de  COVID-19, los países asiáticos, y especialmente China, Corea del Sur o  la ciudad de Hong Kong, pudieron controlar los contagios de las primeras cepas de SARS-CoV-2. Las medidas de aislamiento más o menos duras, buen uso de mascarillasprotección y distancia, fueron medidas que se tomaron desde comienzos de año.

En Europa, aún a comienzos de marzo de 2020 se producían manifestaciones multitudinarias y acontecimientos deportivos que facilitaron la primera y devastadora ola de la pandemia de COVID-19. En ese momento, China, Corea del Sur o Hong Kong ya contaban con medidas impuestas por las precavidas autoridades sanitarias desde hacía semanas.

Resistieron la primera ola de 2020

Estos países resistieron los contagios en 2020 durante la primera ola. Su exceso de mortalidad, medida como el ratio de muertes adicionales a las habirtuales por 100.000 habitantes, se aproximaba a cero. Este dato es más fiable para conocer el impacto en la mortalidad de la COVID-19 que las cifras oficiales.

En el resto del mundo los contagios provocaban en marzo de 2020 y las siguientes semanas el colapso hospitalario, con alta ocupación de camas hospitalarias y UCIs y un elevado número de muertes.

Brotes incontrolables con alta mortalidad en 2022

La situación ahora es distinta: Ómicron ha provocado que las medidas de distancia y aislamiento que llevaron al éxito en las primeras olas no puedan contener los contagios. Esto es asi en Europa también, pero la vacunación de los europeos y la exposición natural a los contagios está gripalizando a la COVID-19, y la ha convertido en algo más que un resfriado para la mayoría de los europeos.

La combinación de factores en Asia marca un sigono distinto: el ratio de vacunación de la población a COVID-19 es bajo y hay una baja exposición a la inmunidad natural (por los pocos contagios precedentes). Parece que una buena contención a la infección en el pasado se está volviendo en contra de los habitantes de estos países asiáticos en estos momentos.

Al menos, ha funcionado la protección de los contagios hasta la llegada de una cepa más contagiosa, como Ómicron. Esto está exponiendo a muchas personas a que sufran COVID-19 grave, o incluso la muerte, especialmente los no vacunados.

Mortalidad en febrero de 2022: peor dato en Asia

Durante la primera ola de 2020, el ratio de exceso de mortalidad en occidente era elevado. En Nueva York superaba 5 por 100.000 habitantes, y en Londres 1,8. Ahora el ratio en Hong Kong es similar al de  Londres de la primera ola, según informa The Economist aludiendo a la prensa local de la ciudad. En Corea del Sur es algo más de 1,2. Este datos en estos momentos (marzo de 2022) en Londres, Nueva York o Madrid se aproximan a cero el exceso de muertes.

Razones de las diferencias

Las muertes en Hong Kong son altas ahora y la tasa de vacunación es la mitad que en Corea del Sur y se sitúa en poco más del 40% de vacunados de COVID-19 en los mayores de 50 años. Corea del Sur tiene ratios de vacunación por encima del 80% en mayores de 60 años, pero tiene a la población sin protección natural por el éxito de la contención inicial.

Esto pone de manifiesto, además, que la escasa inmunidad natural por exposición al SARS-CoV-2 deja a la población desprotegida ante una cepa más contagiosa. También muestra que la vacunación es un elemento que explica diferencias en la gravedad (medida por el exceso de mortalidad) pero que no evita que nuevas cepas puedan sortear las defensas de la inmunización inducida.

Además, las vacunas utilizadas en Corea del Sur han sido las de ARNm (Pfizer y Moderna) y de AZ. Por el contrario, Hong Kong ha vacunado con la china Sinovac en casi el 40% de su población.

Fuente: El Global

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